TANI TANI Boletín electrónico, Nr.483- Año V, 18 -07-2011  

1. Hacia Cotapachi

2. En Urkupiña

3. La jauja

4. Maíz, el manjar

5. Los Qollqa

6. El Proyecto

7. Adenda: Urkupiña

 

silos en fila

Los Qollqa del sitio aqueológico de Cotapachi .

5. Los Qollqa

Y su respuesta no se dejo esperar: es que  los qochalos y las qochalas somos especialistas en comida...y sobre esto un chiste de un amigo: dice que los cochabambinos suelen decir: como, luego existo... Mi primera reacción fue de sonrisa.

vista panorámica
Vista panorámica del valle cochabambino desde las alturas del lago de Cotapachi.

Luego pensé que el amigo de David tenía algo de razón, pues estoy convecido que existen otras inteligencias, una de ellas es la del paladar; el catador de vinos, por ejemplo, vive de eso.

Después de bajar de la vagoneta, caminamos en dirección a la laguna de Cotapachi y nos ubicamos en un sitio que ahora nos servía de mirador. El sol y una temperatura agradables eran nuestro aliado temporáneo para esa histórica visita. David, de estatura alta y robusta, señalando con su mano al bello panorama frente a nosotros empezó con su magistral disertación. El valle  a nuestros pies fue habitado por los mitimaq, aymara quchuas, traídos por Wayna Qhapaq a principios del Siglo 16. Cada familia, en las tierras que recibieron, debían producir maíz  Las tierras de esta zona eran y son tan fértiles que no necesitaron construir andenes como en otros valles del hoy Perú. Parte de la producción de maíz  de la zona se transportó a Cuzco en llamas y el resto sirvió para sostener la penetración del ejército hacia los valles del Sudeste del actual territorio boliviano. 

En medio del recuento histórico, David sacó una hoja de su maletín. Me mostró la misma. Era un mapa donde están marcadas las cuatro partes del complejo de silos de Cotapachi: Qollqa de Kenamri, Qollqa de Jahuintiri, Qollqa de Karalaus Pampa y Qollqa incaicas de Cotapachi. Nosotros estamos en este momento en esta última,  agregó. Le pregunte si podía tener una copia de ese mapa. Desde luego, me dijo haciendo el gesto de aceptación de su cabeza. El complejo de Qollqa es solo una parte de toda una infraestructura incaica de esta zona, continúo David muy concentrado en el tema. En Sipe Sipe, que queda al noreste, está el Inka Raqay, allí existió un tampu (lugar de descanso para viajeros).  El sitio, que te mostré en Quillacollo en nuestro trayecto aquí y que posiblemente sea un waqha (un adoratorio), fue parte de esa infraestructura, remarcó el experto arqueólogo.  Por mi mente pasaban el recuerdo de otros monumentos históricos del departamento de Cochabamba, así el Inka Llajta y Puq'ona.

mapa_Cotapachi

¿Notas que aquí corre aire?, me preguntó. Antes de que le respondiera, continuo e indicó que los incas habían pensado en todo. No sólo la corriente, sino también la húmedad estarían en sus cálculos, pues los silos debían ser ventilados con esa clase de aire que sólo existe en esas colinas alrededor de la laguna que tenemos al frente, afirmo David en forma elocuente y convincente. Entiendo, logre decir  esta vez.  Y pensaba que los incas sí sabían de lo que es una verdadera economía. Aprovecharon la energía eólica, que no les costó nada más que conocimientos de la topografía, la clase de corriente de viento (aerodinámica) y una construcción adecuada de los silos, que para cumplir su función debían mantener  una temperatura y humedad correspondiente.  Hoy, nuestros ingenieros, utilizan energía eléctrica para el mismo objetivo. Y eso cuesta no sólo la platita  sino también daños, casi incalculables, de la naturaleza, la salud humana y de los animales como en el caso de la explotación del petróleo o gas. Pero la irracionalidad es tal que esos daños  no figuran como costos. Y a eso llamamos  los economistas economía. Debería llamarse  “locomanía”. Pues de racionalidad nada tiene. Una economía racional debiera comprender no sólo el costo real  de explotación, sino también el costo de retorno de un recurso natural a su pasado original. Por ejemplo, un auto debiera degradarse biológicamente. Pachaquti como principio de la vida, eso debe reaparender la civilización occidental. En tecnología hay tendencias de progreso en ese sentido. Recuerdo haber leido que Deimler AG, productora de los autos Mercedes-Benz, "volvio" al uso del agua (hidrógeno) y aire (oxígeno) en la construcción de motores de auto. 1 kilogramo de agua garantiza 100 km. de recorrido. Parece incrible, pero ahí está el principio ñawpapacha, el futuro es el pasado. Si me dieran otra posibilidad de estudiar, con toda seguridad escogería la profesión ténica de constructor de silos con ventilación aerodinámica. Mientras pensaba en todo eso, David me despertó y pidió que fuéramos ahora a ver los qollqa. 

silo estilo cansta

(La foto es un fotomontage. Un qollqa tipo canasta.)

Al tiempo que caminábamos, David continúo con su explicación. Como verás, aquí no hay esos árboles enormes  sólo esos pequeños arbustos, que en invierno quedan raquíticos. Tierra cultivable tampoco existe sólo rocas y piedras, fueron materiales apropiadas para la construcción de las soladuras de los qollqa. Todas tenían la forma circular, cada una de ellas con un diámetro de cerca de 3 m. Una a otra era casi idéntica y la medida de separación igual. Te puedes imaginar, me dijo haciendo una pausa. ¡Tres mil unidades de esas!, si tres mil, tres mil… Parecían clonadas. Estaban en filas de Este a Oeste.  Esos arquitectos incas sabían muy bien lo que hacían. Encima de la soladura construyeron  paredes de 2,5 m de altura, y el reservorio tenía  forma cónica, una estructura tipo canasta combinada y reforzada con barro. Permeabilidad suficiente que permita el ingreso del aire y que evite el ataque de roedores.  Las mazorcas de maíz, almacenadas ahí adentro, debían mantener su humedad y consistencia. Y el techo estaba construido de paja. Las 23 réplicas que hemos construido son de adobe, las soladuras originales las hemos mantenido. Note que David estaba un poco agotado, no era poco lo que hizo. Revivió la historia  con toda su energía y emocionalidad. La cantidad de información que me lanzó no podía pegarla en mi disco duro natural, pero por suerte traía una grabadora.

( Conozca en el próximo número de Tani Tani  los detalles del proyecto de Cotapachi).