Boletín electrónico, Nr.642- Año VII, 25 -11-2012 | |||||
Por miles de años ésta fue la matriz de vida de todos los pueblos del mundo. La relación con la naturaleza era de cooperación mutua, de sostén paralelo, de respeto total, de vinculación directa. Nadie se atrevió a cuestionar o poner en duda el orden de la naturaleza, en creer que la vida natural estaba equivocada y que había que hacer otro sistema con otro método y basado en otras concepciones. Así por toda la existencia del ser humano hasta que ocurre exactamente la idea contraria, hace apenas unos 4000 años. Posiblemente el primero o uno de los primeros -que recoge la historia contemporánea- que cambia esta visión sobre la naturaleza y lo femenino, es el patriarca Abraham -en la actual Irán-Irak- y padre de las 3 religiones monoteístas más importantes de hoy en día: islamismo, cristianismo y judaísmo. Como de igual manera, de los países del denominado medio y cercano oriente, en donde desde esa época hasta este momento se vienen matando unos a otros, bajo el mismo pretexto lanzado por Abraham: ¿cuál es el verdadero y UNICO dios y religión? Él lanzará el “acto divino” de persecución y muerte de los idólatras y salvajes, hecho que no ha parado hasta el día de hoy en todo el mundo, dentro de diversas formas visibles y sutiles de extirpación. De esta manera instaurándose el patriarcalismo o de des-feminización de la vida, en las que estaban envueltos las diosas (paganismo), las mujeres (brujas), la naturaleza (idolatría), la sexualidad (pecado), la intuición (irracionalismo), el sentimiento (debilidad), la corporalidad (fragilidad), los otros pueblos (salvajes), etc. La cuna del nuevo sistema, modelo y método de vida monoteísta y que dará origen a la monarquía, será la antigua Mesopotamia y Persia, desde dónde se empieza el proceso de colonización o evangelización o domesticación para adoctrinar a los paganos e irracionales de toda la Tierra. Este proceso paulatino de extirpación y paralelamente de configuración del nuevo sistema será sistematizado y delineado por los griegos clásicos. Serán ellos los que logran ordenar y estructurar todos estos nuevos principios, creencias, estilos, dogmas en una forma sistémica e ideológicamente sostenible; en forma particular por Sócrates, Platón y Aristóteles. Personajes, considerados y alabados por sus discípulos hasta el día de hoy, como los más grandes pensadores de lo que llegó a denominarse civilización y posteriormente civilización occidental, en diferencia con barbarismo, salvaje, y actualmente con subdesarrollo o tercer mundo. Desde ahí, instaurándose claramente: el racionalismo, el materialismo, el mecanicismo, para trastrocar definitivamente con el sistema de culturas o de cultivo de la vida. La civilización catalogada como el acto de salto, crecimiento, desarrollo, progreso o evolución de la humanidad -para unos-, pues para otros considerado como el más grande genocidio, etnocidio, ecocidio, teocidio, ginocidio en toda la historia humana. Nunca antes como en estos 2000 últimos años se vieron tantas guerras, conquistas, invasiones, imposiciones, explotaciones, tanto de los seres humanos como de la naturaleza. Paradigma que estaba basado y alimentado de otros conceptos y valores: antropocentrismo, androcentrismo, eurocentrismo, racismo, monarquismo, monoteísmo y demás monismos monomaníacos. Si solo le circunscribimos a una visión política o económica de clase y no la concebimos en una visión integral, corremos el riesgo de verlo solo parcialmente y quedarnos en las ramas, cuando hay algo más de fondo o de raíz. Posición marxista o de la izquierda para quienes la colonización es simplemente económica, política y militar, sin cuestionar a las bases y pilares de los fundamentos filosóficos que sostienen a este paradigma. Una descolonización que no apunta a una descivilización en todos sus elementos, corre el riesgo de ser una nueva ilusión pues es simplemente darse la vuelta dentro de lo mismo, o solo cambiar al otro lado de la misma moneda. El cambio estructural no es simplemente económico ni solo viene desde ahí, es ante todo de conciencia. No estamos viviendo una crisis económica sino una crisis total, espiritual, existencial, conciencial. El ser no hace a la conciencia (marxismo) es la conciencia la que hace al ser. La conciencia inmanente en cada ser de la creación que como holograma reproduce a la totalidad viviente. La vida no es producto de la materia inerte, es emanación de la conciencia infinita (física quántica). La naturaleza alimenta, contiene y mantiene al hombre y no al revés. En consecuencia, será una nueva conciencia la que cambie la economía, la política, y todo lo demás. Y no al revés a cómo se ha manejado la izquierda, y de ahí que su resultado haya sido nulo. Y más por el contrario, ha servido de preámbulo para consolidar este sistema, por los del otro lado de la misma cara: la derecha. Esto quiere decir, que dentro de la descivilización el asunto principal no es el ser humano (socialismo) y peor el capital o la economía (capitalismo) sino la relación armónica y respetuosa del ser humano con la naturaleza, es decir de la vida en su conjunto (vitalismo). Ahí está el asunto central, cuando cambie la posición, percepción, relación y actitud con la naturaleza cambiará todo. Mientras solo quieran salir de la pobreza a costa de la naturaleza se darán otra vez con la misma piedra. La explotación del hombre por el hombre terminará cuando termine la explotación de la naturaleza y no al revés. Por lo que hoy simplemente estamos viviendo con el neo-extractivismo y demás formas, una reproducción a nuevos niveles de la colonización o una recolonización moderna. Hace 500 años nos dijeron lo mismo y durante estos 500 años no ha cambiado el discurso de fondo. Ningún pueblo que ha mantenido el mismo trato y conexión con la naturaleza ha cambiado, han logrado ciertos paliativos económicos a cierto nivel y a diferentes grados, pero nada profundo ni de largo plazo. No existe ninguna experiencia en ningún país dentro de ese mismo esquema que haya cambiado y generado una nueva humanidad o al menos comunidad. Pues todos ellos se han asentado en el capital o en la redistribución de la economía. Solo cuando se deje de poner como centro a la economía y se ponga a la vida en su conjunto habrá un cambio real, práctico y concreto. Y ese acto se llama descivilización que conducirá a una descolonización y una desmercantilzación, desconsumación, desacumulación, desdesarrollo, desconcentración, deselitización, despatriarcalización, descosificación, desobjetivización, desdeñamiento… En síntesis que conduzca a una naturalización de todos los factores y variables que hacen una vida equilibrada, complementaria, estable, recíproca y amorosa; es decir, en nexo y en correspondencia con el sistema natural. Es la naturaleza la que nos hace lo que somos, pues nuestro cuerpo físico está hecho a su medida, así no lo quiera aceptar nuestra mente y sus ilusiones. Así se inventen otros dogmas nadie pueden evitar que demos vueltas alrededor del sol, siendo eso lo real y verdadero. Cuando desaparezca la visión de cosa, de objeto, de inerte, de mercancía, de lucro de la Madre Naturaleza, podremos creer que habrá una descolonización. Solo cuando el hombre se dé cuenta de que es naturaleza, igual a todos los demás seres y hermanos de la vida, lograremos un mundo sano, sabio y sagrado. Y ese acto se llama descivilización. La ciencia actual ya lo señala, la física quántica lo va comprendiendo cada vez más claramente. Científicos de la Universidad Stanford de California anotan que el hombre es cada vez menos inteligente. Todo lo contrario a como se nos ha hecho creer. Señalan que el ser humano antiguo tenía que recurrir más a su mente y a su memoria por lo que su capacidad cerebral era impulsada. Todo lo contrario a esta humanidad cada vez más dependiente de la tecnología, del confort y del placer, que hace menos esfuerzos para despertar sus capacidades cerebrales creativas. La sanadora estadounidense Donna Eden señala que mientras más civilizados son los pueblos más desarreglados y obtusos son sus centros de energía. Mientras más racionales se desarrollan, su sistema electromagnético está más bloqueado que aquellos que viven más naturalmente. Arthur Jorés, señala que solo existen 500 enfermedades comunes entre seres humanos y animales, y que 1500 son enfermedades solo de los hombres. Las cuales han surgido más ampliamente en los últimos 500 años. El los llama enfermedades de civilización. ¿Necesitamos más pruebas para convencernos?
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