Boletín electrónico, Nr.463- Año V, 11 -06-2011 | ||||||
No es que me oponga de manera intransigente al rutilante progreso de la Biotecnología, ciencia que he estudiado y en la que me he venido desempeñando profesionalmente desde la década de los años 70 consciente de su conveniencia siempre y cuando se desarrolle en ambientes controlados y sin interacción con el medio ambiente y si bien la Biología Molecular tiene un gran potencial para entender la naturaleza y desarrollar la investigación medica, no se le puede permitir que convierta el medio ambiente en su campo experimental con el propósito exclusivo de generar beneficios comerciales y porque los 10 o 15 años de progreso que se tiene con transgénicos son todavía muy corto tiempo para determinar con certeza sus alcances y a la fecha todavía nadie, ni siquiera los técnicos de las empresas que se han encargado de crearlos saben a ciencia cierta cual será su comportamiento una vez que el individuo humano se hubiera nutrido durante periodos prolongados, con alimentos, pollos de granja o animales alimentados con transgénicos. Mi preocupación es extrema cuando preveo que al autorizar el cultivo de transgénicos podríamos condenar al país a un futuro dependiente exclusivamente de aquellos que actualmente buscan adueñarse de los beneficios que redituarán las patentes comerciales de variedades del producto de su manipulación genética, entre ellos la papa, planta originaria de la altiplanicie andina, que hoy en día se ha constituido en la base alimenticia de millones de personas por sus tubérculos comestibles y se cultiva en todo el mundo, producto tradicional y con mas de mil variedades ligadas al consumo familiar en nuestra región por mas de 3.000 años, cuya enorme diversidad genética ya está en peligro debido a la presencia de especificas variedadescomerciales producidas para satisfacción de consumidores metropolitanos. |