TANI TANI Boletín electrónico, Nr.453- Año V, 20 -05-2011  

Nuevo Paradigma
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Crítica al “Etnocentrismo invertido” de Graciela Mazorco

Muruchi Poma/ 20-05-2011

Graciela Mazorco ha publicado recientemente un artículo titulado “El vivir bien: ¿paradigma ancestral o aymaracentrismo?”[1]. El presente texto es una reflexión a sus críticas.

A los que propugnamos  “la preservación y/o recuperación de la identidad originaria del indígena andino-amazónico” como reivindicación central de la descolonización en Bolivia, Mazorco nos acusa de buscar convertirnos “en un gueto esotérico”. Con lo que, según la autora, estaríamos poniendo sobre “el tapete la cuestión de ‘ser’ indígena hoy, con mucha preocupación para los industriales y comerciantes aymaras que son ejemplo del éxito indígena en el modelo capitalista.” La autora nos deja la impresión de que uno con ser industrial y comerciante pueda cuestionar su identidad cultural. A propósito, esa forma de argumentación ligera se parece a las peroratas de Stefanoni[2], quien hace circular, entre otros, las palabras como “pachamamismo”, “gueto” y “esotéricos”. Es curioso, pero la autora no cita al periodista argentino. Más al contrario recurre al truco de mal utilizar otros  autores de corrientes indigenistas para su argumentación.

Sería útil que Mazorco pueda responder cómo es que el japonés o el alemán hayan mantenido su identidad cultural siendo incluso los protagonistas líder del sistema capitalista. Ayudaría mucho pueda demostrar en qué medida pierde o no el migrante originario su identidad cultural en los centros urbanos. Tratemos de reflejar la realidad y dejemos esas “narrtativas” baratas. Conviene saber que a Stefanoni le hice llegar, en su oportunidad, mis preguntas al respecto. Al parecer se resiste a un debate serio, pues sigo esperando sus respuestas a mi cuestionamiento.

Las críticas de la autora parten de una premisa equivocada. Utiliza el término de “vivir bien” como si ésta fuera una traducción e interpretación correcta de los conceptos originarios de suma qamaña, sumak kaawsay y qhapaq ñan, este último ni lo nombra. La autora obvia la propuesta, sea correcta o incorrecta, de Huanacuni[3], quien  admite implícitamente que hay equivocación en la traducción y propone el término “vida en plenitud“. En mi libro “Qhapaq Ñan y Socialismo[4], donde detallo el origen etimológico de las palabras indicadas, hago notar que muchas interpretaciones equivocadas del “vivir bien” surgen del desconocimiento de contenido de las indicadas palabras en los idiomas aymara y quechua (runa simi).  

Bueno, pero centremos nuestra atención en la crítica de Graciela Mazorco: “Nuestra primera crítica es que, al ser concebida desde los indígenas y para los indígenas, la propuesta del ‘vivir bien’ cae en una inversión del etnocentrismo; al basarse en el uso de lo propio, se está negando no sólo a occidente, sino a sectores originarios del mundo entero que tienen mucho que aportar en la construcción de un nuevo paradigma de unidad hombre-naturaleza.”

Veamos parte por parte esa argumentación. El “uso de lo propio” estaría negando otros. En otras palabras el uso de mi identidad estaría negando otras identidades. Eso sería como decir que cuando la mujer se identifica como tal niega a los otros. Aquí le engaña su metodología, la “lógica dicotómica”.  La vida es multifacética. La metodología tetraléctica ayuda a superar esas percepciones distorsionadas de la vida.

Sobre el “vivir bien”. En otra parte de su texto discute “la legitimidad ancestral de dicha expresión, ya que el “bien” y el “mal” son categorías que ha introducido el occidente cristiano con la evangelización”. Y lo focaliza como “código judeocristiano”. No puede ser “etnocentrismo invertido” cuando con el “vivir bien” se asimiló una de las vertientes ideológicas de la civilización occidental. Una crítica así, es sencillamente improcedente. En todo caso, un concepto judeocristianizado del “vivir bien” no puede ser la “inversión del etnocentrismo”, a lo mucho una continuidad camuflada del etnocentrismo occidental.

Mazorco se estrella no sólo contra la corriente del Canciller Choquehuanca y Huanacuni, sino también contra la “línea dura del katarismo-indianismo”, cuyos exponentes son Yampara y Portugal. Sin mucho preámbulo les descalifica y les acusa infundadamente, como lo veremos después, de asumir “una posición etnocéntrica invertida: un aymara-centrismo con mucho de racismo, este sector quiere acceder al poder para indianizar el país.” Tiene un sabor amargo de resentimiento político.

¿Qué pretenden invertir los katatistas-indianistas? El etnocentrismo, dice Mazorco. Pero antes de invertirlo conviene saber qué es eso, es decir qué cosa quieren invertir los aludidos. Descomponiendo el término aquel podemos decir la etnia en el centro. ¿A qué etnia se refiere ahora? A la minoría occidental en Bolivia. ¿En qué centro? En el centro (la autora utiliza para aclararla hegemonía) de las relaciones de poder en Bolivia. Uno de los méritos de Mozorco es reconocer implícitamente que hoy en Bolivia existe la hegemonía de una etnia minoritaria sobre otras, las indígenas. Esa minoría étnica centralista tiene  el aparato destructor que está compuesto por la justicia, policía, fuerzas armadas, educación, medios de comunicación y otros. Con Evo Morales no ha cambiado esa situación, más al contrario se ha reforzado económicamente.

Ahora bien, sabemos cómo funciona ese etnocentrismo depredador y decadente de las minorías. Mazorco nos dice que los kataristas-indianistas quieren invertir ese etnocentrismo. Será posible que los indígenas puedan invertir ese aparato destructor cual fuera un arma destructor. Imposible. Pero aceptemos la idea de que los propios indígenas como mayoría estén en el poder, pues hoy no lo están de ninguna manera. La autora presupone que ellos actuarían de la misma manera como los actuales occidentales. Sólo así se entiende su etnocentrismo invertido. De ser así, comete el grave error de poner al mismo nivel el comportamiento de los indígenas con los occidentales. Sinceramente, no creo que los indígenas seamos clones de los occidentales. En Bolivia, el clonaje es especialidad de los policías, pero aún no han hecho clones indígenas.

Cuando Mazorco califica las ideas de los indígenas arriba nombrados como posición etnocéntrica no es que desconozca sus propuestas, así la complementariedad. Al parecer las conoce muy bien. Sin embargo, y eso es lo extraño, se resiste a aceptarlas. Está en su derecho. Sin embargo ella utiliza para su propuesta las palabras “…la complementación, el equilibrio, el consenso y el respeto a la identidad del otro…” Debiera hacer un esfuerzo en encontrar los encuentros y desencuentros de sus términos con los de, por ejemplo, de Yampara. Si bien le entendí bien, ese autor habla de complementariedad en el sentido de compartir. Y lo ejemplifica con el apthapi, donde cada uno pone sobre el aguayo la comida que trajo y todos se sirven lo que más les guste. Esa es la cultura andino amazónica.

Una última mirada a otra  crítica de Mazorco. Para eso cita a Yampara: “Los intelectuales para-indígenas, los ideólogos q’aras y los indigenistas criollos o mestizos sólo pueden generar pensamiento exógeno y bloquean la posibilidad de desarrollar pensamiento propio andino”. Y la autora castiga: “Este pensamiento y sentimiento, que fluye en el paradigma del ‘vivir bien’, es consustancial con la idea de que nadie más que los aymaras o quechuas pueden hablar de descolonización y cambio civilizacional…” ¿La idea de que nadie más que los aymaras y quechuas? Una lectura detenida de lo escrito por el katarista  me lleva a la comprensión de que se refiera al comportamiento de un determinado grupo de intelectuales:” para-indígenas, los ideólogos q’aras y los indigenistas criollos o mestizos”. Yampara debe saber a quiénes se refiere con esa caracterización. En todo caso no están aludidos todos los q’aras. Caso contrario no puedo imaginarme que Yampara publique un interesante libro con un q’ara francés, Dominique Temple. Mazorca no debiera sentirse aludida, pues su texto es motivador para profundizar el tema de “buen convivir” (esa es la traducción correcta).

[1] http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2011041105
[2]http://www.amigo-latino.de/indigena/noticias/newsletter_5/329_pachamama_PS.html
[3]Compare: F. Huanacuni Mamani. Buen vivir/Vivir bien Filosofía, políticas, estratégias y experiencias regionales andinas. Página.7
. [4] Muruchi Poma, Günter Buhlke. Qhapaq Ñan y Socialismo Dos modelos históricos: el Qhapaq Ñan del Tawa Ntin Suyu y el Socialismo Real de la Alemania Oriental. 2011, Bolivia.